domingo, 23 de enero de 2011

Tortura, no es Arte y Cultura




Después de una mañana lochuda, como todo buen domingo merece, salí un rato a la puerta de mi apartamento a fumarme un cigarrillo. Fue mi sorpresa encontrar mi normalmente vacía calle llena de lujosas camionetas 4x4, carros audi y mercedes Benz, y uno que otro convertible. Fue allí cuando recordé que hoy iniciaba la temporada taurina en la plaza de toros a unas cuadras de mi casa. Como algunos deben saber, me he declarado una anti taurina empedernida, y como al que no quiere caldo le dan dos tazas, vivo hace casi dos años a pocos metros del antro de la muerte y la tortura.
Era increíble ver la cantidad de gente que llegaba, parqueaba sus carros y luciendo las pintas mas capitalinas y costosas, acompañadas de sobreros no tan capitalinos y gafas de sol (por que el clima les ayuda y todo, y hoy en la capital colombiana esta haciendo un día simplemente hermoso) caminaban en grupos o en solo hacia la plaza de toros de la macarena, hoy 23 de enero de pleno siglo XXI. Incluso, en una pequeña pelea por un puesto de parqueo, uno de los asistentes le gritaba a otro carro “Todos tenemos afán, espere, todos tenemos afán”. Preguntaba yo, afán de que? “todos tenemos afán de ir a ver un animal morir? Todos tenemos afán de que se ahogue en su sangre, y en un acto de crueldad absoluta, gritar que lo maten o que le “perdonen” la vida (la vida ya puesta al limite entre cuchillos, banderillas, etc.)? Y de ser así, quienes somos nosotros para perdonar la vida? Cuando nos juramos el cesar de Roma o su delegado para decir con nuestro dedo si vive o muere algo o alguien?
Me pregunto, hay acaso alguna explicación científica o mejor, psicológica para entender por que públicos de todas las edades asisten a este acto de tortura y dolor? Estoy consiente que un buen porcentaje de ese grupo de asistentes acuden a la cita con la sangre por una concepción social de élite y “tradición”. Es bien sabido que a estos actos no va el señor que vende cigarrillos en la esquina, ni el empleado del servicio, ni los obreros de construcción. A este tipo de actos, triste y predeciblemente va la alta sociedad, (con bajos y sangrientos instintos). Actores, empresarios, hacendados, y general gente con mucho dinero y poco corazón y amor por los animales.
Pero fuera de los que van para ser vistos por los mas adinerados, fuera de los que creen que deben seguir todos los patrones que siguen los demás para encajar en un mundo de apariencias y lujos, que pasa con los otros? Acaso sienten gusto? Se puede analizar como un desorden psicológico en donde ver sufrir y morir en publico con la venia publica causa algún tipo de euforia y placer?
Sigo preguntándome cosas con profunda indignación. No se que me molesta mas, si ver como se gasta dinero en costosas entradas para ir a ver torturar un animal inocente y cuando se necesita dinero para una causa necesaria no aparecen los costosos carros ni las poderosas personas con sus atuendos de moda para solidarizarse, o saber que así pase el tiempo, por mas que se discuta que es una tradición y que por ser tradición debe mantenerse en el tiempo, las personas (no todas, hay mucha conciencia naciente) no avancen y se queden como el antiguo roma, celebrando la muerte, el dolor y la tortura como arte.

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